Hay pocas cosas más icónicas de la Segunda Guerra Mundial. El mítico carro T 34/76 en la mítica batalla de Stalingrado. Os traemos el kit de Tamiya 35149 que incluye dos figuras para darle una mejor ambientación a esta maqueta, así que vamos a ello.
El montaje la verdad es que es muy fácil y a penas tiene problemas de encaje o necesidad de emplear masilla. Como siempre Tamiya no defrauda en este sentido. De lo poco reseñable en esta parte es la modificación que le hicimos a las rejillas del motor. Como venían en un bloque completo de plástico, decidimos cortarlas y crear nosotros las rejillas con un colador de nilón. El resultado final es mucho más realista y queda mucho mejor.
También le cortamos una defensa delantera de las orugas, le hicimos impactos de balas de gran calibre, y con un mechero calentamos los faldones traseros y los deformamos para que parezca que ha sufrido un poco, ya que un tanque en Stalingrado es muy poco probable que estuviera intacto.
Podéis ver todos estos pasos en el siguiente vídeo:
Es la hora de pintarlo y darle el realismo necesario. Como la mayoría de tanques soviéticos, no tenían patrones de camuflaje, estaban todos pintados en un verde característico suyo, lo que lo hace muy aburrido visualmente. Para romper eso, le damos mayor profundidad gracias al pincel seco y los whases en las zonas oscuras.
Una vez hecho esto, es la hora de las calcas y los arañazos, así le vamos incluyendo detalles que lo hacen más rico visualmente.
Además, al estar en un campo de batalla tan intensivo, le dimos bastante oleos para que creara una capa de suciedad superficial mayor a lo normal, pero que además rompe ese monocromo verde que tiene en sí esta maqueta, e integra todos los demás elementos bajo una misma capa.
Una vez acabada toda esta parte ya solo quedan los retoques finales como los tubos de escape o la ametralladora, y por último pegar todos los elementos adicionales como la caja, las piezas de oruga y demás que tiene por los laterales.
Aquí os dejamos el vídeo para que podáis verlo en detalle:
Por último le toca a la base. Para hacerlo en Stalingrado, decidimos hacer un cacho de edificio prácticamente derruido. Con FOAM hacemos las paredes y el suelo. La ventaja de este producto es que es muy fácil de manipular y nos da la estabilidad inicial necesaria. Le hacemos pequeñas roturas con los dedos para que parezca más realista, y decidimos añadirle una capa de yeso muy fina en la fachada exterior, para que haga el efecto de que se han saltado cachos y se ven los ladrillos. El efecto final es muy realista y queda muy bien.
Seguimos con el resto de detalles, como la puerta, que pintamos y lijamos para que parezca que toda la pintura se ha desconchado, y el piso superior, que aunque no haya ninguna figura, por altura decidimos incluirlo. Con madera de balsa y los palos de cerrillas, creamos esa parte.
Una vez tenemos el edificio construido, le damos oleos para darle suciedad y mayor variedad cromática. Además con pequeños cachos de plástico duro hacemos los cristales de las ventanas, que simulamos completamente destruidas y solamente quedan en las esquinas ciertos cachos.
Ya por último, pegamos el edificio a la base, y lo rodeamos de piedras de distintos tamaños para simular escombros por el bombardeo. Metemos piedras y palitos de cerrilla en el edificio también, y tan solo nos queda poner algunos pigmentos en la base para darle esa variedad necesaria.
Os dejamos el último vídeo para que podáis ver todo esto junto con el resultado final:
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